Para que el champán se desarrolle libremente, lo mejor es usar unas copas de champán ligeramente más anchas en la parte inferior y estrechas en la parte superior. Estas copas permiten absorber correctamente todos los aromas del champán sin dejar que el dióxido de carbono se evapore rápidamente.

Para servir bien el champán, se debe sostener la copa en un ángulo de 45 grados. Vierte el champán lentamente en la copa. Así evitarás que el champán cree espuma y desborde la copa.

Nuestro consejo:

No llenes las copas más de dos tercios con JEAN CALL CHAMPAGNE para que los aromas se desarrollen bien dentro de la copa.

Las reglas sobre cómo almacenar el champán de forma adecuada son bastante sencillas: tranquilidad, frescura y oscuridad. Lo mejor es almacenar el champán a una temperatura fresca y uniforme. La temperatura exacta a la que se almacene no es decisiva. Es mucho más importante que la temperatura no fluctúe: el calor es un asesino del sabor.

Si el champán se almacena a una temperatura demasiado alta, se acelerará el proceso de envejecimiento y la calidad del vino se verá reducida. Si se almacena a una temperatura demasiado fría, el proceso de maduración del vino se ralentizará e no podrá desarrollarse una mayor complejidad.

Nuestro consejo:

No almacenes el champán durante demasiado tiempo. Encuentra un buen momento para disfrutar de nuestro JEAN CALL CHAMPAGNE.

Sostén la botella en ángulo y afloja el agrafe. Retira el agrafe y el muselet mientras sujetas el corcho. Sostén la botella sin que haya nadie en la dirección a la que se va a disparar el corcho. A continuación, gira suavemente el corcho para sacarlo del cuello de la botella sujetándolo firmemente para que no se deslice.

Nuestro consejo:

Coloca las copas de champán ya frías de antemano para poder disfrutar del JEAN CALL CHAMPAGNE directamente.